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martes, 13 de mayo de 2014

CONSEJOS PARA FORTALECER TU SISTEMA INMUNOLOGICO.

11 sencillos consejos para mejorar tu sistema inmune 

Empieza a implementar en tu vida diaria algunos de estos divertidos (¡y sencillos!) refuerzos que mejorarán tu sistema inmunológico y tal vez lograrás protegerte de las enfermedades de mejor forma en el futuro. ¡Esto es por ti, sistema inmunológico!
1. Cantar  
La investigación muestra que cantar es un refuerzo efectivo para la inmunidad, incluso si desentonas. Así que canta en la ducha por la mañana. Cantar mientras vas en el auto. Canta en casa mientras lavas los platos de la cena. Pero no cantes en el trabajo. Eso sería raro. (Solo es una sugerencia).
2. Reír  
Según varios estudios, la risa activa las protectoras células T e incrementa laproducción de anticuerpos. Así que escucha un divertidísimo podcast o a un atrevido locutor en la radio mientras te preparas para ir a trabajar. Ve un episodio de tu comedia de situación favorita mientras desayunas. Pon un DVD de monólogo humorístico mientras cenas. Lee un libro divertido antes de irte a acostar. Cuánto más te rías a carcajadas de forma regular, más estarás ayudando al fortalecimiento de tu sistema inmunológico. (Y lo bueno de la risa es que, a menudo, es contagiosa. ¡Así que puedes extender los beneficios de salud para otros!)
3. Combatir el estrés  
El estrés es el enemigo público número 1 cuando de tu sistema inmune se trata (el cortisol que produce suprime tus células inmunológicas), por lo que cualquier cosa que baje tus niveles de estrés ayudarán a que tu sistema inmune funcione bien. Identifica a las personas y actividades que te calman y te llevan a un lugar feliz, luego empieza a incluirlas en tu calendario de forma regular.
4. Probióticos  
La salud del tracto gastrointestinal juega un papel importante en fortalecer el sistema inmunológico. De hecho, Amanda Bontempo, una dietista registrada en el Centro Montefiore Einstein para el Cuidado del Cáncer de la ciudad de Nueva York, indicó que "la salud del sistema gastrointestinal determina la salud del sistema inmunológico".
¿Una clave importante para la salud digestiva? Los probióticos, como el yogur, kéfir, chucrut, miso y pan de masa fermentada, de los cuales todos contienen "bacterias benéficas" que ayudan a tu tracto gastrointestinal a hacer su trabajo.
5. Prebióticos  
Estas fibras solubles, las cuales se encuentran en alimentos como los bananos, alcachofas, cebollas y puerros, ayudan a los probióticos a hacer su magia y, por lo tanto, también ayudan al tracto gastrointestinal.
6. Un toque humano  
Ir por un masaje, abrazar, darse las manos, tener sexo, todo reduce los niveles de cortisol que debilitan las defensas del cuerpo. Según investigaciones, recibir un masaje de 45 minutos también refuerza los glóbulos blancos que atacan a los patógenos y reducen las citocinas inflamatorias, las cuales han sido relacionadas con enfermedades autoinmunes.
Tener sexo, abrazar y tomarse de las manos hace que nuestros cuerpos segreguen oxitocina que disminuye el nivel de cortisol, convirtiéndola en un maravilloso optimizador del sistema inmune. De hecho, algunos expertos recomiendan ocho abrazos al día para aprovechar al máximo los beneficios de tu oxitocina. ¡Así que a abrazar!
7. Meditación  
La meditación consciente influye positivamente el sistema inmunológico; según un estudio, los participantes que meditaron durante ocho semanas mostraron una mejor respuesta inmunológica a la vacuna de la gripe. Si eres una persona madrugadora, comienza tu día con una sesión de meditación de tres minutos.
¿No eres madrugador? Medita por tres minutos cuando llegues a casa del trabajo o cuando te estés alistando para ir a la cama. ¿Eres un novato en la meditación?
8. Dormir lo suficiente  
Algunos estudios han encontrado que la privación del sueño reduce tu conteo total de células T, reduciendo de ese modo la capacidad de tu cuerpo para combatir los patógenos que causan las enfermedades. Si no logras dormir ocho horas de forma regular, empieza a tomar medidas para mejorar tu higiene del sueño ahora. Para ver consejos (incluyendo tu última taza de café a las 2 de la tarde), revisa nuestro "Reto para comenzar una rutina de sueño saludable".
9. Ejercicio moderado  
El ejercicio no solo ayuda a tu cuerpo a combatir las infecciones: investigaciones han demostrado que además disminuye tu riesgo de padecer enfermedades como osteoporosis y cáncer. Incluso salir a caminar durante 20 minutos al día fortalecerá las capacidades de tu cuerpo para combatir las enfermedades: 10 minutos de ida y 10 minutos de vuelta. ¡Eso es todo!
10. Conexión humana  
Según una investigación publicada por la Asociación Estadounidense de Psicología, el aislamiento social debilita la inmunidad y compromete la capacidad del cuerpo para combatir las infecciones. Por otro lado, los vínculos sociales como el matrimonio, lo fortalecen. ¿Te sientes solo?   Busca la compañía de otros; esto fortalecerá el funcionamiento de tu sistema inmunológico.
11. Verduras  
Los vegetales verdes como la col china, la col rizada y el  brócoli le dan un empujón a tu sistema inmune al garantizar que las células inmunológicas en tus intestinos funcionen correctamente. ¿Alguien quiere crujientes chips de soya y col verde?
FUENTE:upwave.com.

sábado, 10 de mayo de 2014

¿ESTAS SABOTEANDO TU SISTEMA INMUNOLOGICO?



¿Cuáles son las causas de un sistema inmune debilitado?




Malos hábitos alimenticios

El único propósito del sistema inmune de tu cuerpo es protegerte y defenderte de las infecciones por bacterias, virus, microbios, toxinas y parásitos, que están listas para invadir ante la menor flaqueza. Sin tu sistema inmune, estás en problemas, por decirlo a la ligera. Pero, ¿sabías que los malos hábitos alimenticios pueden debilitar tu sistema inmune? Una dieta pobre es una forma extremadamente eficiente de debilitar el sistema inmune. Si consumes muchos alimentos procesados, azúcares refinados, alcohol, aditivos y conservantes químicos por un largo período de tiempo, el hábito reducirá la capacidad de tus glóbulos blancos de luchar contra las infecciones. La ingesta continuada de esos químicos también priva al cuerpo de nutrientes que aumenten la inmunidad.

Abuso de los antibióticos

El uso masivo o inapropiado de los antibióticos puede interrumpir el balance natural que el intestino tiene entre las bacterias "buenas" y las "malas, resultando en un cuerpo que es más propenso a ciertas infecciones. Una vez que los antibióticos han sido usados de forma inadecuda, el cuerpo se vuelve resistente a ellos, haciendo más difícil luchar contra las infecciones que en algún momento podrían haber sido tratadas con esa medicación.
Estrés
El estrés afecta a todo el cuerpo, no sólo a parte de él. El estrés literalmente gasta tu sistema inmune junto con el resto de tu cuerpo. Una vez que tu sistema inmune está fuera de control, serás más vulnerable a las infecciones.

Falta de sueño

El sueño es la oportunidad del cuerpo para recuperarse y reconstruirse. Sin una cantidad adecuada de horas de descanso, el cuerpo no puede producir hormonas que ayudan a fortalecer el sistema inmune, y por lo tanto, restaurar las funciones naturales.

Tratamientos por enfermedades

Desafortunadamente, el tratamiento de algunas enfermedades serias puede tener un efecto adverso sobre el sistema inmune. El cuerpo reacciona inadecuadamente a lo que considera un objeto extraño en el cuerpo luego de una transfusión de sangre o de un órgano, lo cual resulta en una respuesta inmunológica. La terapia con drogas, como la quimioterapia, también debilita el sistema inmune y hace al paciente más vulnerable a las infecciones.



Algunos hábitos comunes pueden tener un efecto negativo en tu capacidad para combatir infecciones como la gripe y los resfriados, así como en tu resistencia a la enfermedad crónica. Tener las defensas bajas también propicia alergias y cualquier enfermedad.

Puedes estar deprimiendo tu sistema inmunologico sin saberlo. Y si es así, es necesario un cambio en tu estilo de vida. Tienes que sustituir los malos hábitos por buenos, y mejorar la salud del sistema inmunológico. Abajo una lista de los mayores destructores del sistema inmune que al revertirlos se transforman en refuerzos. Leelos y fijate donde vas bien y donde podrías aplicar algunas mejoras.

1. Falta de ejercicio: Estar sentado en tu escritorio todo el día no sólo puede hacer que te sientas lento, también puede debilitar al sistema inmunológico. Los estudios demuestran que el ejercicio regular intensivo o incluso moderado - como una caminata diaria de 30 minutos - aumentan el nivel de leucocitos, que son las células del sistema inmunológico encargadas de combatir las infecciones. Si tendés al sedentarismo tu riesgo de infecciones - como los resfriados - aumenta en comparación con quienes hacen deporte.

La inactividad puede debilitar su sistema inmunológico indirectamente, también. Un estilo de vida sedentario puede interferir con la calidad del sueño durante la noche y puede conducir a la obesidad y otros problemas que aumentan el riesgo de enfermedad.



2. Exceso de peso: Tener peso extra te pone en riesgo de desarrollar enfermedades como la diabetes, cáncer y trastornos circulatorios (corazón). La razón de este problema puede ser la forma en que el exceso de células de grasa afecta tu sistema inmunológico.

Un gran número de células de grasa desencadenan la liberación de químicos pro-inflamatorios en el cuerpo, lo que lleva a la inflamación crónica. Cuando la inflamación es continua, se dañan los tejidos sanos.

Los estudios en animales también muestran que el sobrepeso o la obesidad pueden afectar el sistema inmunológico. Por ejemplo, los estudios han demostrado que los ratones obesos y con sobrepeso generan menos anticuerpos tras una enfermedad común.

3. Consumo de alimentos con alto contenido de azúcar y grasa: El consumo excesivo de azúcar inhibe las células del sistema inmune encargadas de atacar a las bacterias. Incluso el consumo de sólo 75 a 100 gramos de una solución de azúcar (aproximadamente la misma que en dos refrescos 12-oz) reduce la capacidad de los glóbulos blancos para dominar y destruir las bacterias. Este efecto aparece tan sólo un par de horas después de consumir una bebida azucarada.

4. Estrés crónico: Todo el mundo tiene un poco de estrés en la vida. Y el estrés a corto plazo puede realmente beneficiar el sistema inmune - el cuerpo produce más cortisol para hacer la lucha o huida posibles. Pero el estrés crónico tiene el efecto opuesto. Te hace más vulnerable a las enfermedades, desde resfriados hasta enfermedades graves. El estrés crónico expone tu cuerpo a una cascada constante de las hormonas de estrés, cortisol y adrenalina, que suprimen el sistema inmune.

5. Aislamiento social: El contacto humano, especialmente en un ambiente acogedor y armónico, realiza necesidades muy importantes de los seres humanos (condenados a ser una especie social, mal que nos pese) tales como la necesidad de apego, seguridad, integración, reconocimiento, valoración e incluso de identidad (pertenecer a un grupo, no ser un "don nadie'' anónimo). Tener relaciones sólidas y buen contacto social es importante para tu salud física y mental - y, específicamente, para tu sistema inmunológico. Varios estudios apoyan la idea de que las personas que se sienten conectadas con amigos - se trate de unos pocos amigos íntimos o un grupo grande - tienen inmunidad más fuerte que los solitarios. Un estudio reciente encontró que el aislamiento cambia el sistema inmunológico a nivel celular: Esta condición afecta a la forma en que algunos genes expresan el sistema inmunológico.

Otras causas: Comida transgénica, drogas ilegales, vacunas y medicamentos.

La comida transgénica no sólo es dañina para el organismo por sus ingredientes tóxicos. Además, carece de las proteínas y vitaminas naturales que fortalecen tus defensas. Las personas que consumen transgénicos y principalmente los niños, van desabasteciendo su cuerpo de nutrientes esenciales para el sistema inmune.

Por lo general, los nuevos medicamentos de la industria farmacéutica, e incluso los que parecen más inofensivos, como el clonazepam (Rivotril), deprimen el sistema inmunológico. De hecho, los fármacos de prescripción medica causan una muerte cada 19 minutos.

Las vacunas industrializadas actuales poseen tantos tóxicos y químicos nocivos para la salud, no sólo para el sistema inmune, que es preferible padecer las enfermedades que dicen combatir permitiendo que el cuerpo genere sus propias defensas naturales.

Las drogas ilegales no son controladas por ningún organismo legal. Lo cual las transforma en una amenaza mucho peor que los medicamentos de la industria farmacéutica o las vacunas, pese a la corrupción del Estado. Recordá que el negocio de las drogas también es industrial.

Por lo tanto

* Haz ejercicio regularmente. El ejercicio produce un aumento en la liberación de endorfinas, las hormonas naturales que generan sensación de bienestar y mejoran la calidad del sueño, esto tiene efectos sumamente positivos sobre el sistema inmunológico. Y el ejercicio aumenta el nivel de leucocitos. - Caminar unos 30 minutos todos los días es lo optimo. Pero un ejercicio de 20 minutos 3 veces a la semana son suficientes para mantener el sistema inmune activo.

* Come sano. Dentro de lo posible alimentos orgánicos. Cuanto más antioxidantes tenga tu dieta mejor será tu salud: Una dieta rica en vitaminas, antioxidantes y nutrientes puede aumentar la inmunidad y por consiguiente, ayudar a combatir las enfermedades de cualquier tipo. Los investigadores indican que cuando se rompe el equilibrio entre los radicales libres del cuerpo y los antioxidantes, puede aumentar el riesgo de desarrollar cáncer y enfermedades del corazón, así como las enfermedades relacionadas a la edad.

* Duerme bien. Todo el tiempo que necesites.

* En lo posible evita el estrés y buscá ser feliz. Sonreí más. Practica técnicas de relajación.

* Medicina natural: Evita los medicamentos industriales y las vacunas. Para ello buscá un medico homeópata que te asesore, en lugar de acudir a un medico común.

* Evitá las drogas. Y si ya consumís drogas, buscá ayuda para dejarlas.




FUENTE: http://bwnargentina.blogspot.mx/2013/10/estas-saboteando-tu-sistema.html#sthash.wlsknviF.dpufU

ALIMENTACION Y SISTEMA INMUNOLOGICO.

Alimentación y Sistema Inmunológico

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Subtítulos
Recomendaciones para potenciar nuestras defensas
Estrés prolongado, dietas inadecuadas, cambios bruscos de temperatura o el descanso insuficiente provocan que nuestro cuerpo se resienta y desciendan nuestras defensas.
Hay signos, como pupas en los labios, cansancio mayor del habitual, heridas que tardan en cicatrizar, dolores musculares sin haber practicado ejercicio o fragilidad del cabello, que delatan que las defensas de nuestro organismo están bajas. Si bien lo ideal sería evitar, en la medida de lo posible, hábitos y situaciones que puedan debilitar nuestro organismo, una alimentación adecuada también puede ayudarnos a superar épocas duras, pues permite reforzar el sistema inmunológico, que nos protege de bacterias, virus y otros organismos patógenos.
Una dieta equilibrada refuerza el sistema inmunológico
Aparentemente la ingesta energética tiene una manifiesta influencia en la actividad inmunológica, tanto por exceso como por defecto de calorías. El aporte excesivo de energía puede afectar a la capacidad del sistema inmunológico de combatir infecciones, por lo que la obesidad está ligada a una mayor incidencia de enfermedades infecciosas. Además, las personas obesas son más propensas a desarrollar enfermedades cardiovasculares que, a su vez, están relacionadas con alteraciones de la función inmunológica. Pero también las personas desnutridas presentan un mayor riesgo de contraer infecciones, al igual que quienes siguen regímenes de adelgazamiento de menos de 1.200 calorías al día u otros de mayor número de calorías pero desequilibrados, ya que esas dietas pueden hacer disminuir la función inmunológica.
La reducción de las grasas en la dieta no sólo deviene fundamental para controlar el peso, sino también para el óptimo funcionamiento del sistema inmunológico. Parece ser que las dietas ricas en grasa reducen la respuesta inmunológica, aumentando así el riesgo de infecciones. Por lo tanto, si se reduce el contenido de grasa en la dieta, la actividad inmunológica aumenta. No obstante, no es sólo una cuestión de cantidad, la procedencia o calidad de las grasas que introducimos en nuestra alimentación cotidiana también es importante. Conviene incluir en nuestra dieta pescado azul, frutos secos, aceite de oliva y girasol o soja o aceite de linaza para asegurar un aporte equilibrado de diferentes grasas esenciales para la salud.
Consumir regularmente productos lácteos fermentados -como yogur o kefir- contribuye, asimismo, a aumentar las defensas inmunológicas. De hecho, hay estudios que demuestran que quienes toman regularmente leches fermentadas presentan, además de una mayor resistencia a los microorganismos que provocan las intoxicaciones alimentarias, un mejor estado del sistema inmunológico.
Finalmente, el mantenimiento en condiciones del sistema inmunológico requiere un consumo constante de todas las vitaminas y minerales necesarios. Para ello, hay que asegurarse de seguir una dieta equilibrada que incluya variedad de alimentos en las cantidades adecuadas.
Nutrientes directamente relacionados con el sistema inmunológico
Vitamina C: aumenta la producción de interferón (sustancia celular que impide a una amplia gama de virus provocar infecciones), por lo que la inmunidad se puede potenciar. Además, esta vitamina es necesaria para formar colágeno, un componente esencial de las membranas de las células, por lo que la vitamina C contribuye al mantenimiento de las barreras naturales contra las infecciones.
Fuentes alimentarias: Guayaba, kiwi, mango, piña, caqui, cítricos, melón, fresas, bayas, pimientos, tomate, verduras de la familia de la col, frutas y hortalizas en general.

Vitamina E: diversos estudios han demostrado que aumenta la respuesta inmunológica (se administró 200 mg/día de esta vitamina a personas que no seguían una alimentación sana y con defensas bajas, y su respuesta inmunológica mejoró notablemente).
Fuentes alimentarias: aceite de germen de trigo, aceite de soja, germen de cereales o cereales de grano entero (pan, arroz y pastas alimenticias integrales, etc.), aceites de oliva (principalmente, el virgen extra de primera presión en frío), vegetales de hoja verde y frutos secos.

Vitamina A: representa un papel esencial en las infecciones y en el mantenimiento de la integridad de la superficie de las mucosas (barreras naturales contra las infecciones).
Fuentes alimentarias de vitamina A: hígado, mantequilla, nata, huevo y lácteos completos.
Fuentes alimentarias de beta-caroteno: cuando el organismo lo requiere, se transforman en vitamina A. Presente en verduras de color verde o de coloración rojo-anaranjado-amarillento y algunas frutas (albaricoques, cerezas, melón y melocotón…).

Otras vitaminas: se han descrito alteraciones del sistema inmunológico asociadas al déficit de vitaminas del grupo B. La carencia de ácido fólico o vitamina B9 suprime la respuesta de algunos linfocitos, lo que a su vez se acompaña de una disminución de anticuerpos (sustancias que luchan contra los gérmenes y tóxicos). También se sabe que las deficiencias de tiamina o B1, riboflavina o B2, ácido pantoténico o B5, biotina o B8 y cianobalamina o B12, pueden disminuir la producción de anticuerpos.
Fuentes alimentarias: El complejo vitamínico B aparece en la mayoría de alimentos de origen vegetal (verduras, fruta fresca, frutos secos, cereales, legumbres) y en los de origen animal (carne y vísceras, pescado y marisco, huevos y en los productos lácteos). El ácido fólico se encuentra mayoritariamente en la verdura de hoja verde, legumbres verdes, frutas, cereales de desayuno enriquecidos e hígado, y la vitamina B12 abunda en el hígado y el marisco, pero también está presente en alimentos como carne, pescado, huevos y productos lácteos.
Flavonoides: no se consideran nutrientes, son sustancias propias de plantas (colorantes) de acción antioxidante. Están presentes en numerosos vegetales, algunos de los cuales potencian la acción de la vitamina C.
Fuentes alimentarias: Verduras de la familia de la col, verdura de hoja verde, frutas rojas, moradas y cítricos.

Hierro: el déficit de hierro es relativamente frecuente y afecta principalmente a jóvenes y embarazadas; disminuye la proliferación (multiplicación y crecimiento) celular y la respuesta inmunológica.
Fuentes alimentarias: hígado, carnes (especialmente la de caballo), pescado, huevo y, en menor proporción, lácteos.

Cinc: la carencia de cinc es relativamente frecuente en niños, mujeres embarazadas, madres lactantes, ancianos y personas vegetarianas o que realizan dietas bajas en calorías. El consumo habitual de tabaco también se puede considerar factor de riesgo de déficit. Su carencia influye en el sistema inmunológico y afecta fundamentalmente a órganos linfoides (que producen linfocitos) y a la respuesta inmunológica.

Fuentes alimentarias: mariscos, hígado, semillas de calabaza, quesos curados, legumbres y frutos secos, cereales completos, carnes, pescados, huevos y lácteos.

Selenio: el déficit de selenio afecta a la inmunidad, estando disminuida, entre otros, la actividad bactericida, la respuesta de los anticuerpos frente a ciertos tóxicos y el desarrollo de linfocitos.
Fuentes alimentarias: Carne, pescado, marisco, cereales, huevos, frutas y verduras.

Recomendaciones para potenciar nuestras defensas
Seguir una dieta variada, basada en alimentos frescos y ricos en vitaminas y minerales.
Recurrir a los baños de temperatura alterna (fría, caliente) que estimulan la circulación sanguínea y linfática y fortalecen el organismo.
Emplear, si es necesario, plantas medicinales que ayudan a reforzar la inmunidad (equinácea, tomillo, escaramujo, ajo, hojas de grosello negro, espino amarillo, etc.).
Dormir el suficiente número de horas para favorecer el correcto funcionamiento de nuestro sistema de defensas.
Realizar de forma regular actividad física de intensidad moderada (caminar a paso ligero, nadar, bicicleta, etc.).
Aprender a llevar un ritmo de vida más relajado y a evitar el estrés, uno de los principales enemigos de nuestro sistema inmune.
Cuando la dieta no es equilibrada, cabe la posibilidad de recurrir a complementos dietéticos, siempre bajo la prescripción de un profesional, teniendo en cuenta que al mismo tiempo se deben mejorar progresivamente los hábitos alimentarios.

FUENTE: http://www.alimentacion-sana.org/informaciones/novedades/inmunologico.htm