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jueves, 10 de abril de 2014

EL TOXICO AIRE QUE RESPIRAMOS.


Corrupto, artificial, insano... cientos de calificativos pueden encontrarse para describir el aire que respira el ser humano del siglo XXI. La industria, los coches, las calefacciones... arrojan al exterior sustancias de poco a poco minan la salud de la sociedad. Más allá de las concentraciones puntuales de exagerados niveles de contaminación, como ocurría la semana pasada en Madrid y Barcelona, la polución convive con el hombre desde hace casi dos siglos con la llegada de la revolución industrial. «Una de las funciones fisiológicas básicas para la vida es respirar. Las personas respiramos una media de 15-20 m3 de aire al día. Si éste se encuentra contaminado, inevitablemente incorporaremos a nuestro organismo esas sustancias nocivas», apunta José María Ordónez, presidente de la Sociedad Española de Salud Ambiental (SESA).


Estos avances del hombre moderno parecen contrarios a su propia natualeza. ¿Quién no ha tragado alguna vez el espeso humo de un autobús al arrancar? o ¿Ha cambiado la circulación del aire dentro del propio coche porque hasta ahí llega el desagradable olor que se mastica del atasco en que anda inmerso? Terribles situaciones si uno se para a pensar lo que ocurre dentro de su cuerpo al aspirar ese humo o «smog», como denominan algunos expertos a las boinas que cubren el cielo de las grandes ciudades. «La comunidad científica no tiene dudas respecto a los efectos perjudiciales de la contaminación sobre la salud respiratoria y coinciden en la necesidad de reducir la contaminación urbana», explica Cristina Martínez, coordinadora del área de medio ambiente de Separ. Sin embargo, mientras sus efectos dramáticos han sido demostrados en numerosos estudios, la salud del hombre se sacrifica en pro de su evolución ¿natural?


La «corrupción» del aire afecta de forma diferente, pero nadie queda libre de su ataque. La edad importa: los niños, adolescentes y los mayores de 65 años son más sensibles. Y las personas con asma, EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica), enfermedades cardiacas y arteriosclerosis también son más vulnerables  a los efectos de la contaminación. Asimismo, las personas con buena salud o que realizan ejercicio físico al aire libre también son vulnerables a los efectos adversos, mientras haya concentraciones elevadas en el aire que respiran. En verano, cuando los niveles de contaminación del aire son mayores en días cálidos y soleados (en los que se genera ozono a partir de otros contaminates primarios), se puede reducir la exposición si no se realizan actividades dinámicas al aire libre o por la mañana, cuando la polución es menor.


Cada uno de los componentes de la polución hace diana en un órgano, que de forma progresiva pierde funcionalidad. Sistema respiratorio y cardiovascular son los más vulnerables. «En el caso de los ingresos hospitalarios los riesgos se sitúan hasta en un tres por ciento de la sociedad, sobre todo en pacientes con enfermedades como asma y EPOC, además de patologías isquémicas y cardíacas», manifiesta Ordónez.


Pero, ¿qué armas tiene su enemigo el aire para acabar con él? «Los principales contaminantes atmosféricos son los óxidos de azufre (SO2), óxidos de nitrógeno (NO y NO2), óxidos de carbono (CO y CO2), materia particulada, hidrocarburos (también denominados compuestos orgánicos volátiles) y sustancias oxidantes (ozono y nitrato de peroxiacetilo). Antiguamente se consideraba también el plomo, pero desde que a partir de 2002 se prohibió en la UE la comercialización de gasolina súper con plomo como aditivo, ya no se contempla como contaminante», explica Antonio Hernández Jerez, catedrático de Toxicología de la Universidad de Granada y vocal de la Asociación Española de Toxicología.

Consecuencias graves
Todo ello cuesta al año más de 15.000 muertes prematuras, la mayoría evitables. Un ejemplo que pone la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) es que reducir los niveles de PM 2,5 a 20 p/m3 en Barcelona, Madrid, Bilbao, Sevilla y Valencia se salvarían casi 12.000 vidas.
Pese a que en otros países (típicos en el continente asiático, como Vietnam, China o Japón) el único escudo que tiene el hombre es una mascarilla para evitar la entrada del enemigo al organismo. Sin embrago, desde Separ, Pilar de Lucas, subraya que «la mayoría de las mismas no tiene ninguna acción protectora porque no filtran las sustancias más finas». Con lo que sólo el cobijo en una zona verde próximo a su hogar es el lugar donde más a salvo se puede encontrar uno.


No obstante, mientras el hombre no cambie el modo en que llegan sus progresos, mediante medios más naturales y menos contaminantes, sólo queda observar y atajar el problema de salud cuando lleguen los primeros síntomas. Así lo resume Hernández Jerez: «Estos efectos tóxicos agudos derivan fundamentalmente del carácter irritante y oxidante de las sustancias atmosféricos, dando lugar a dolores de cabeza, irritación de los ojos y de las vías respiratorias (que favorece la aparición de rinitis y bronquitis), inflamación pulmonar e incluso infecciones pulmonares graves, que pueden conducir a la muerte. Además, disminuyen las defensas antioxidantes de las vías aéreas, lo cual puede acelerar o agravar alguno de los efectos anteriores».


Los efectos crónicos de los contaminantes atmosféricos sobre la salud interesan sobre todo al aparato respiratorio y cardiovascular. A nivel respiratorio aumentan los síntomas respiratorios y disminuye la función pulmonar. Así se favorece la aparición de crisis asmáticas, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (muy relacionada con la contaminación atmosférica de origen industrial, a base de SO2) y cáncer broncopulmonar, debido a la presencia de contaminantes reconocidos como carcinógenos como es el caso de los hidrocarburos aromáticos policíclicos, existentes también en el humo del tabaco. En estos últimos casos, las consecuencias son más severas en personas fumadoras ya que el daño morfológico y funcional que produce el tabaco sobre las vías aéreas se combina y potencia al producido por la contaminación atmosférica».


«La exposición a unas 50 ppm de óxido nitroso durante una o dos horas produce unos síntomas muy leves en ojos y vías respiratorias altas, pero al cabo de seis a 24, se desarrolla un severo edema pulmonar con infiltrados pulmonares bilaterales e insuficiencia respiratoria potencialmente mortal», subraya María José González Muñoz, del Departamento de Nutrición, Bromatología y Toxicología de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Alcalá de Henares, en Madrid.
Por otro lado, hay que considerar el caso de los niños, cuyos pulmones se desarrollan de forma constante durante la infancia y alcanzan la máxima funcionalidad hacia los 20-25 años. «La inhalación de aire contaminado interfiere con el crecimiento pulmonar durante la infancia, originando una función basal más baja que persistiría durante el resto de la vida limitándole su capacidad», apunta el catedrático de Toxicología.


A nivel cardiovascular, el principal responsable de toxicidad es la materia particulada (MP). A diferencia de los otros gases, es sólida y hay varios tipos según su diámetro en micras (millonésimas de metro). «Así puede ser MP10, MP2.5 y MP0.1. La MP10 está constituida sobre todo por polvo ambiental (en nuestro caso, procedente generalmente del desierto  africano del Sahara) y debido a su tamaño quedan retenidas en vías respiratoria altas, siendo sus efectos menos perniciosos. Más peligrosas son las otras dos, las partículas finas (MP2.5) y las ultrafinas (MP0.1), todas ellas de origen antropogénico (por quemar combustibles fósiles), ya que son capaces de transportar compuestos tóxicos y cancerígenos, principalmente metales pesados e hidrocarburos aromáticos policíclicos», detalla Hérnandez Jerez.


Debido a su pequeño tamaño se inhalan hasta las partes más profundas de los pulmones llegando a depositarse incluso en los alveolos, que constituyen la parte más noble de los mismos ya que en ellos se produce el intercambio gaseoso con la sangre. Los principales efectos tóxicos de esta materia particulada a largo plazo es que aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares, dando lugar también a mortalidad prematura.


AEROSOLES TOXICOS

El hecho de que generen aerosoles fácilmente respirables incrementa el riesgo de que las sustancias perjudiciales puedan afectar a nuestra salud. Esa es la razón por la que diversas investigaciones científicas han asociado incrementos de una serie de enfermedades , como el asma, con el uso de estos productos.


En realidad, el problema de los aerosoles es muy amplio, ya que guarda relación con una amplia gama de productos que abordamos en diferentes apartados de esta web, desde algunos productos de limpieza a pesticidas, pasando por ambientadores, entre otros.
La contribución de este tipo de productos a la polución de los espacios cerrados puede ser muy importante y a la hora de contemplarla no debemos fijarnos solo en los principios activos sino en muchas otras sustancias que pueden ser añadidas con diversos fines (disolventes, propelentes, conservantes, fragancias...). Pensemos , por ejemplo, en un spray insecticida. En la composición del mismo solo una pequeña parte es el principio activo y el resto, bajo la vaga denominación de componentes "inertes" puede ser una compleja mezcla de sustancias, a veces muy perjudiciales cuyos nombres no figuran en las etiquetas.
No conforme con eso los seres humanos tenemos el vicio del cigarro, ¿pero que contiene el humo del cigarro?
componentes-tabaco
Hace décadas que la negación de las consecuencias que los componentes del tabaco y del humo del tabaco en el ambiente o HTA sobre la salud se debía sobre todo a los pocos o incorrectos estudios que estaban publicados. Actualmente la evidencia científica sobre los efectos de la exposición involuntaria al humo del tabaco es innegable (Ayesta y Lorza, 2007).
Más allá de los componentes del tabaco, el humo de un cigarrillo es una mezcla compleja de gases y partículas en la que existen más de 4.000 sustancias químicas, algunas de ella irritantes y más de cuarenta cancerígenas. Entre estas sustancias están hidrocarburos polinucleares aromáticos, N-Nitrosaminas, metales pesados, gases con propiedades dañinas siendo el CO el principal. Además, como hemos comentado, hay más de sesenta sustancias añadidas por las compañías de tabaco durante la manufacturación del tabaco (Fowles y Dybing, 2003).

Corriente principal y corriente secundaria del humo del tabaco

Un cigarrillo en combustión produce dos tipos de corriente:
  • La corriente primaria o principal que se produce durante las caladas del fumador. En la pipa, éstas se dan espaciadas y el humo no suele tragarse. En cambio en los cigarrillos se inhala el humo, que penetra profundamente, hasta los alvéolos pulmonares.
  • La corriente secundaria o lateral está formada por el humo desprendido entre las caladas. Para un cigarrillo la duración de la corriente secundaria es mucho más importante que la de la corriente primaria (de 20 a 30 segundos de caladas activas sobre un total de unos 10 minutos). Esa corriente secundaria contamina de forma importante el ambiente ya que su contenido en productos tóxicos es mucho mayor que en la corriente primaria, al ser fruto de una combustión más incompleta y a menor temperatura. Los fumadores y no fumadores que estén expuestos a esta corriente sufren gran parte de los efectos nocivos del humo (Rodríguez, Calvo y López, 2003; Haustein, 2003).

El HTA está formado por la corriente lateral (que constituye más del 75%) y por la  principal exhalada. En las personas involuntariamente expuestas al HTA, sobre todo en ambientes cerrados, se detectan aumentos en los niveles de partículas respirables, nicotina, hidrocarburos aromáticos policíclicos, CO y otras sustancias (Ayesta y Lorza, 2007). Por lo que podemos decir que el HTA causa muerte prematura y enfermedad, tanto en adultos como en niños. En niños además aumenta el riesgo de muerte súbita, infecciones respiratorias y del oído interno y agravamiento de asma principalmente. En adultos ocasiona efectos cardiovasculares (Ayesta y Lorza, 2007).
Pese a que ahora conocemos los componentes del tabaco, lo más importante a tener en consideración respecto al tabaco es que no existe un nivel de exposición que pueda considerarse libre de riesgo, por eso hay que abandonar la idea de la reducción del daño o la diferente afectación según exposición ya que no se ha encontrado dicha correlación empíricamente.

Pero, ¿qué contiene concretamente? ¿Cuáles son los componentes de un cigarrillo?


componentes-cigarrillo

Pero si queréis  más información no dejéis de visitar el magnífico trabajo gráfico realizado por El País en el 2007 y del que os adjuntamos una imagen como muestra.

adictivos

Y por si todo esto fuera poco ahora tenemos que enfrentarnos a una forma descarada de envenenamiento de nuestro aire, a que me refiero: a los llamados" QUEMTRAILS" o "ESTELAS QUIMICAS". 
Estelas-en-el-cielo-el-misterio-de-los-chemtrails.jpgGABRIELE MALTINTI/ISTOCK/THINKSTOCK
Seguramente en más de una ocasión has podido ver en el cielo, ya sea en los campos como sobre las ciudades, unas líneas blancas muy marcadas y persistentes en el tiempo, que terminan desapareciendo sin dejar rastro alguno, de manera similar a una nube.
Si has sido testigo de ellas, debes saber que has estado en presencia de uno de los fenómenos que más están dando de qué hablar a los apasionados teóricos de la conspiración en todo el planeta y, por supuesto, a los detractores de tales teorías. Vamos a adentrarnos y conocer entonces lo que ya se conoce internacionalmente como chemtrails.

¿Qué son los chemtrails?

Estelas-en-el-cielo-el-misterio-de-los-chemtrails-3.jpgJUPITERIMAGES/PHOTOS.COM/THINKSTOCK
El vocablo “chemtrail” es una simplificación del término inglés chemical trail, que se traduciría como estela química en español, aunque el término en inglés es el más empleado.
Estas líneas en el cielo se conocen desde hace muchos años, y es conocido que son producidas por los aviones comerciales, siendo llamadas contrail (estelas de condensación) porque son producto de la condensación de los gases de combustión del avión, que en las condiciones de presión y temperatura tan bajas a esa altura, se condensan de esa manera tan particular.
Ahora bien, según algunas personas, estas líneas no son tan inocentes como podríamos creer y como aseguran muchos, sino que se trataría de una práctica conocida por muy pocos y con macabros objetivos que pueden ir desde la fumigación de personas o cultivos con oscuros fines, en una especie de guerra biológica subliminal de la que somos víctimas, hasta experimentos de modificación del clima. Este fenómeno comenzó a tomar auge a finales de la década de los '90 y constituye hoy uno de los temas que más debate generan en todo el mundo.
OTROS MAS
MALOS OLORES:
Monografias.com
La basura, las deposiciones y ciertos restaurantes, como las del mercado y la playa que es el terminal de buses, emiten sustancias pestilentes, que constituyen la contaminación por malos olores.
Monografias.com
RADIACIÓN ATÓMICA:
Las explosiones atómicas y fallas en los reactores contaminan el aire con partículas radioactivas que se depositan en las plantas y en el agua, y a través de los alimentos pasan al ser humano y producen cáncer y alteraciones genéticas.
Monografias.com



ES UN A REALIDAD QUE CADA VEZ ESTAMOS MAS EXPUESTOS A AGENTES TÓXICOS POR MEDIO DEL AIRE, ESTO CONTRIBUYE A QUE CADA VEZ ENFERMEMOS MAS;  NECESITAMOS CREAR CONCIENCIA PARA EXIGIR Y CONTRIBUIR A TENER UN AIRE MAS LIMPIO PARA NOSOTROS Y NUESTRA DESCENDENCIA. 

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